Esta publicación se construye desde la reflexión que hacen niñas y niños y mujeres y hombres adolescentes en el “Encuentro por los Derechos Humanos de niñeces y adolescencias”, celebrado el viernes 25 de noviembre, en NIMA – Centro de Promoción de Derechos Humanos de Niñas, Niños y Adolescentes, A.C.

A través de un dialogo enriquecedor sobre los derechos que conocen y practican como niñas, niños y adolescentes, que les llevo a cuestionar el ejercicio de los mismos y las limitantes con las que se enfrentan, reconocen los derechos como un escudo que les protege, les defiende y les da libertad, además de mantenerles con salud, seguridad, amor, cariño, diversión y, sobre todo, con vida.

Niñas, niños y adolescentes participantes del encuentro, expresaron la relación de los derechos humanos con la dignificación de su ser persona y su ser sujeto de pleno derecho. En sus palabras:

“Derechos humanos es tener tú propia libertad”

“Ir al doctor”

“Ir a la escuela, tener materiales”

“Que no te maltraten, que no te digan cosas, insultos”

“Es jugar, tener comida”

“Que te cuiden”

 

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Existe claridad sobre su ser sujetos de derechos. Sin embargo, aparece una profunda desilusión sobre su acceso a los mismos, el entorno limitante y frustrante en el que se desarrollan sus vidas es percibido y cuestionado por ellas y ellos.  Al adentrarnos a qué limita u obstruye la práctica de los derechos, se remiten de forma clara a la violencia en todas sus manifestaciones: social, económica, política e institucional.

Manifiestan su preocupación por la violencia que se vive día con día, y sobre todo la violencia contra las niñas y las mujeres. Les preocupa lo que pasa en su entorno a nivel local pero también en el mundo. Remiten problemáticas sociales como la desaparición, la violencia sexual, el crimen organizado, la violencia familiar, escolar entre otras.

Retomo algunos comentarios realizados por ella y ellos: “Se roban a las niñas y los niños, su mamá y su papá los buscan y luego aparecen enterrados”, “matan a las mujeres”, “los narcos venden a los niños, o los hacen pedacitos”, “Te roban y te venden en el mercado negro”. Todas estas expresiones de temor y crudeza deberían cuestionarnos y preocuparnos como sociedad y movilizar acciones eficaces para trasformar la realidad que viven niñeces y adolescencias.

Ante la violencia que perciben por diferentes medios y vivencias, niñas, niños y adolescentes manifiestan sentirse impotentes y ajenos a las trasformaciones sociales y, específicamente, a la violencia. Es decir, como sociedad les ratificamos a cada momento que no son parte de la misma, sino simples espectadores sin poder alguno.

Me remito a lo que refiere Espinar (2003, como se citó en Corvera 2011), al referir la participación infantil como el ejercicio del poder que tienen niñas y niños para hacer que sus opiniones sean tomadas en cuenta seriamente y para asumir en forma responsable, según su grado de madurez y desarrollo, decisiones compartidas con otros en asuntos que afectan sus vidas y las de su comunidad.

Niñas, niños y adolescentes participantes refieren la importancia de su acceso a la justicia, de la denuncia ante instancias de procuración de justicia, a la policía, al DIF etc. sin embargo, expresan un sentimiento de desesperanza y desilusión sobre el Estado y sus instituciones, refieren: “el gobierno no hace nada”, “no se hace justicia”, “no le hacen caso a las personas adultas y tampoco a las niñas y los niños”. Palabras que dan cuenta de la percepción de impunidad y corrupción como parte de la violencia, evidenciando un estado de indefensión, que obstruye aún más su participación.

Al dialogar sobre lo que se puede hacer para el ejercicio de sus derechos humanos, se remiten a la simbología del escudo, en el que refieren la importancia de las leyes para protegerles, además de personas adultas seguras que les brinden cuidado y amor. Es decir, reconocen las obligaciones del Estado y la sociedad en general para que se cumplan sus derechos. Tienen claro que los derechos deben practicarse en la vida cotidiana, en todos sus entornos, en sus familias y relaciones de amistad.

Al plantear que acciones consideran deben realizarse para que ejerzan y practiquen sus derechos, se remiten a la importancia de romper el silencio, “animarse a hablar”, “decir la verdad de lo que pasa” y “hacer marchas”, construir en colectivo y alzar la voz contra las injusticias y las violencias.

Niñas, niños y adolescentes, evidencian nuevamente la importancia de su participación, como una acción política ciudadana, que les es negada en todos los ámbitos de su vida. En la investigación realizada por NIMA (2021), niñeces y adolescencias, consideran que lo más importante para ejercer sus derechos humanos es conocerlos y que existan formas y medios para exigirlos en alta proporción (72.8%).

Este encuentro como un ejercicio de participación, nos muestra que al estimular la conciencia a través de la información y su impulso a la participación en espacios de reflexión de situaciones que les afectan e involucran directamente a niñas, niños y adolescentes, desarrollan el deseo y la creatividad para la participación, se convierten en sujetas y sujetos participes de su realidad, con posibilidades de acción.

La indignación de niñeces y adolescencias sobre lo que viven, sobre su entorno, miedos y preocupaciones es un acto político y base de la acción para la transformación. En este espacio de participación niñas, niños y adolescentes, construyeron demandas legítimas, como el derecho a vivir sin violencia, a vivir felices y tranquilos, a ejercer todos sus derechos:

¡No más violencia contra las mujeres y las niñas!

¡No más violencia contra las niñas y los niños!

¡Ya no maten más mujeres y niñas!

¡Muera la corrupción!

¡No más violencia, hagan consciencia!

¡Queremos justicia!

¡Que nos escuchen!

¡Queremos participar!

Niñas, niños y adolescentes desean participar en la marcha del 25 de noviembre, día internacional contra la violencia hacia las mujeres. Sin embargo, dependen del permiso de sus madres, padres o tutores, refieren “yo quiero ir, pero si me dan permiso y me llevan voy”. Nuevamente, aparece la limitante adultocéntrica que debe ser cuestionada y deconstruida para reconocer a niñeces y adolescencia como plenos sujetos de derechos y participación.

El 26 de noviembre del 2022, en el mitin por el 25 de noviembre, se participó en la marcha con pancartas realizadas por niñas, niños y adolescentes asistentes al encuentro y se leyó el comunicado construido por ellas y ellos, entre consignas de “NO más violencia”, “las niñas no se tocan” y “No más violencia contra las niñas y los niños”.

 

Referencias:

Corvera, N. (2011). Participación Ciudadana de los niños como sujetos de derechos. Revista Persona y Sociedad, 25 (2), 73-99.

NIMA. (2021). Conocimiento y consciencia sobre los derechos humanos en niñas, niños y adolescentes. NIMA, Centro de Promoción de los Derechos Humanos de Niñas, niños y Adolescentes A.C.