El derecho a la participación de niñas, niños y adolescentes
Por Mariela Alejandra Alvarado Guzmán, Coordinadora del Área de Investigación de NIMA, A.C.
El derecho a la participación de niñas, niños y adolescentes establecido en la Convención sobre los Derechos del Niño (UNICEF, 2006) involucra que niñas, niños y adolescentes:
- Expresen con libertad sus opiniones sobre todos los temas que les afectan y sean tomadas en cuenta, considerando su autonomía progresiva (Art. 12).
- Tengan acceso a la información (buscar, recibir y difundir) a través de diversos medios (Art. 13).
- Tengan libertad de pensamiento, conciencia y religión (Art. 14).
- Puedan reunirse y formar asociaciones (Art. 15).
Estos derechos también son establecidos en la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (2014) y en la Ley de los Derechos de Niñas, Niños, y Adolescentes del Estado de Guanajuato (2015). Ambas normativas enuncian, además, la obligación del Estado de implementar mecanismos que garanticen la participación de niñas, niños y adolescentes, así como de informarles de qué manera sus opiniones han sido consideradas y tomadas en cuenta. Los mecanismos implementados a nivel nacional[1] representan un esfuerzo por escuchar las opiniones de niñas, niños y adolescentes, sin embargo, es necesario revisar y adecuar las metodologías empleadas, así como el seguimiento a su implementación, evaluación y presentación de resultados, ya que de lo contrario se reproducen ejercicios que instrumentalizan su participación.
En la investigación Experiencias de participación de niñeces y adolescencias en León, Guanajuato[2], desarrollada con niñeces y adolescentes de escuelas públicas, privadas y de Consejos de niñas, niños y adolescentes[3] realizada por NIMA, identificamos que el ejercicio pleno de este derecho enfrenta distintos obstáculos, por ejemplo, pena o vergüenza de hablar en público y temor a fallar o ser rechazadas/os si se dice algo incorrecto, reforzado por un entorno que no brinda seguridad ni confianza para poder expresarse; también la falta de información y el desconocimiento de los propios derechos que limitan que niñas, niños y adolescentes puedan dar su opinión, tomar decisiones informadas que repercuten directamente en su bienestar y defender sus derechos en situaciones de violencia.
Una limitante señalada principalmente por niñas y niños es la edad con la que cuentan. La diferencia de edad con las y los adultos les coloca en situación de inferioridad, generando el no reconocimiento de sus saberes y su capacidad para actuar, decidir y transformar sus propios contextos; aunado a esto, en muchas ocasiones sus opiniones y propuestas no son realmente escuchadas, validadas ni tomadas en cuenta por las personas adultas:
“Si le dices a una maestra ‘no me gusta que haga esto’ no te hace caso, pero cuando lo dice un papá, a ese sí le hace caso. Incluso cuando le hablas tienes más contexto tú que tu papá o tu mamá […] Los niños también podemos ser más participativos y que no solamente los adultos puedan opinar nosotros también” (niño, escuela pública).
En su mayoría, niñas, niños y adolescentes participan en situaciones cotidianas en el espacio familiar, escolar y comunitario, por ejemplo, la limpieza del hogar, actividades escolares, deportivas y recreativas. No obstante, las decisiones que pueden tomar en estos espacios suelen estar reguladas por las personas adultas, situación que les genera incomodidad ya que reconocen que ellas y ellos podrían ejercer un rol más activo:
“Esas decisiones que son de los niños y las niñas las toman los adultos, pero las decisiones de niños o de niñas las deberíamos nosotros, porque es lo que nosotros queremos, porque nos va a afectar a nosotros” (niño, escuela pública).
Por otra parte, niñas, niños y adolescentes identifican elementos que favorecen su participación; la mayoría alude al establecimiento de vínculos de confianza, espacios seguros y un trato sin discriminación en el espacio familiar y escolar. Para niñeces y adolescencias participantes en la investigación es relevante que en sus escuelas existen espacios colectivos para decir lo que piensan, resolver conflictos llegando a acuerdos, y hacer propuestas para mejorar problemas de la escuela. En particular, integrantes del Consejo de NNA mencionan que las actividades generadas en esos consejos como talleres, foros y encuentros, les han ayudado a conocer sus derechos, expresarse, aprender y a hacer propuestas participando de manera organizada con otras niñas y niños, mismas que tienen un impacto colectivo:
“Hacemos carteles para pedir que arreglen el parque” (niño, Consejo de niñas, niños y adolescentes).
“Sí, estamos haciendo para que en la Constitución se añada una nueva Ley para los niños, niñas y adolescentes y hemos ido al Congreso” (adolescenta, Consejo de niñas, niños y adolescentes).
Niñas, niños y adolescentes, comparten varias propuestas que pueden impulsar su participación (NIMA, 2025, pág. 59):

El Estado debe reconocer a niñas, niños y adolescentes como actores políticos, y generar procesos continuos de información, participación y toma de decisiones que sean adecuados a sus distintos grados de autonomía y sus diversos contextos; esto implica asignar presupuesto específico para cumplir con los marcos legales nacionales e internacionales y crear y fortalecer mecanismos de participación asegurando su correcta implementación y evaluación. También requiere un trabajo conjunto de la sociedad civil para que existan espacios seguros y horizontales, en los que niñas, niños y adolescentes puedan expresarse sin miedo y prevalezcan relaciones intergeneracionales respetuosas.
El ejercicio pleno del derecho a la participación involucra querer participar, saber participar y poder participar (Gaitán, 2006), es decir, la participación debe ser voluntaria, requiere formación y acompañamiento, así como espacios, recursos y condiciones que la hagan posible. El derecho a la participación de niñas, niños y adolescentes no solo recae en ellas y ellos, sino que exige una corresponsabilidad de toda la sociedad.
Notas:
[1] Entre los mecanismos se encuentra la Consulta Infantil y Juvenil, el Parlamento de las niñas y niños de México y los Consejos Consultivos de Niñas, Niños y Adolescentes.
[2] El informe completo de la investigación puede consultarse en: https://tinyurl.com/yfkyfyaw
[3] El grupo de niñas, niños y adolescentes de Consejos se integra por niñas, niños y adolescentes pertenecientes al Sistema de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), Procuraduría de los Derechos Humanos del Estado de Guanajuato (PRODHEG) y NIMA Centro de Promoción de los Derechos Humanos de Niñas, Niños y Adolescentes en Guanajuato A.C.
Referencias:
Gaitán, L. (2006). La nueva sociología de la infancia. Aportaciones de una mirada distinta. Política y Sociedad. 43(1), 9-26. https://revistas.ucm.es/index.php/P OSO/article/view/POSO0606130009A/22625
NIMA. (2025). Experiencias de participación de niñas, niños y adolescentes en León Gto. https://drive.google.com/file/d/1sMqiUn97M_guamSl5Dj-N1CiA6po0rhq/view?usp=drive_link
UNICEF. (2006). Convención sobre los derechos del niño. https://www.un.org/es/events/childrenday/pdf/derechos.pdf


